La semana pasada hablamos sobre los problemas que tengo con el sistema de educación actual, si no sabes a qué me refiero haz clic AQUÍ. Pero esta semana les vengo a hablar de porque estoy en contra de cómo muchas organizaciones de hoy en día están conformadas hoy en día. Y en qué línea de estructura se localizan las compañías actuales y futuras que formaré.
Varios de ustedes han escuchado el mito del “Solopreneur”, los empoderados y las empoderadas que llegaron a donde están por méritos propios. Sé que esto que dire a continuación va a causar mucha controversia, pero es algo que pienso de verdad. Estas “Army of one” o “Ejércitos de una sola persona” son un mito.
Nadie hasta ahora, en el mundo y en la historia, ha logrado erguir un imperio por uno solo, y lamento decirlo, pero tú no vas a ser el primero. Para construir un imperio, hay que aprender a confiar, a delegar, y a tener la humildad suficiente para saber qué hay alguien mejor que nosotros en lo que hacemos. Teniendo esa humildad logramos aprender más y seguir creciendo.
Nunca se me olvidará cuando en una junta de negocios estaba con una persona con la que había hecho tratos antes. En ese momento estaba comenzando un nuevo proyecto con un socio que no sé llevaba tan bien con esta persona con la que estaba teniendo la junta. Recuerdo que en un momento me dijo “¿y por qué no te avientas solo y te llevas todo el pastel?” Ese ha sido un momento clave en la forma en la que pienso de los negocios, solo me pare y le dije, ¿cuándo has visto que los imperios se levanten solo con el emperador? Un emperador, siempre tiene un equipo de soldados que lo ayudan a estar en donde se encuentra, ¿y qué crees? En este proyecto el líder no soy yo. Queriéndole dar a entender que en ese nuevo proyecto mi socio sabía más que yo de lo que hacia, y yo era el soldado que estaba aprendiendo.
Algo que tengo en contra de las organizaciones tradicionales es el hecho de que haya una pirámide, y que en la cúspide siempre esté el “Patrón” o la “Patrona”. Y déjenme decirles que no siempre he pensado así. Antes, tenía la idea de que yo debía ser el patrón, y de que debería llegar alto por mí mismo y por méritos propios. Tenía en mente, que tener una compañía significaba que todo el mundo me tenía que reportar a mí sobre todo lo que pasaba, y que yo tenía la última decisión. Tenía mucho miedo de que me vieran vulnerable, de pedir ayuda, y de admitir que no era un experto en todos los aspectos de un negocio. Ahora es todo lo contrario, hay un poder enorme en la vulnerabilidad, pero dejemos eso para otro blog y sigamos con la temática de este.
En estos últimos dos años he aprendido a diferenciar dos visiones de negocios gracias a varios mentores, amigos, y expertos que van unos cuantos pasos más adelante que yo. Hoy en día pienso que hay dos tipos de negocios. Los negocios locales, por una parte, son todos estos negocios que tienen un solo ser que los mueve, y que terminan siendo unos negocios imposibles de escalar. Por el otro lado tenemos los negocios con una visión global. Estos últimos son unos negocios donde hay líderes dentro de la misma organización, y todos esos líderes son responsables de ciertas áreas donde tienen experiencia y son expertos. No me malinterpreten, aquí no se trata de quien factura más y de que los negocios locales no pueden ser multimillonarios, se trata de cuál es la estructura que puede llegar a expandirse no solo geográficamente, sino también generacionalmente.
Pongamos esta analogía sobre la mesa. Cuando hablo con mis amigos emprendedores y empresarios, les pregunto: ¿tu negocio está en el camino correcto para funcionar sin ti? Si mañana pasa un camión encima de ti, ¿tu negocio seguiría existiendo y tu legado seguiría en pie? La respuesta de varios es que no. No estoy diciendo que un modelo esté mal y otro este bien, sino que uno se alinea más con mis valores más que el otro. Al estar formando un negocio con una estructura neuronal donde cada neurona se responsabilice y sea “accountable” de sus actos, estoy formando un negocio con potencial de expansión transgeneracional. Como mencioné en un blog pasado, yo quiero que mis hijos, los hijos de mis hijos, y los nietos de los hijos de mis hijos puedan voltear a ver el negocio y la marca y decir: Eso es producto de la familia. No quiero un “Mom and Pop shop” como dicen en ingles, quiero una compañía organizada, autónoma y sustentable. Para lograr eso admito que necesito mucha ayuda, y necesito aprender mucho más. Poco a poco he logrado conocer gente, identificar líderes, y reconocer talento. Me he tratado de involucrar con gente que sabe mucho más que yo, para poder adquirir un poquito de ese conocimiento y ser mejor cada día. He delegado cosas en las que no soy bueno, y trato de delegar también cosas en las que sí lo soy. Identifico gente con potencial, les doy la pauta de cómo es que trabajo, dejo que se involucren y se equivoquen. Dejo que aprendamos todos juntos de los errores, y cuando están listos me deslindo de ese sector del negocio y paso al siguiente. Así es como estoy planeando construir este imperio de varios integrantes. Comenzando desde ser el soldado que lucha día a día, pasando a ser el estratega, hasta convertirme en el emperador que algún día dejara el poder a alguien más, para ir a una nueva aventura, siguiendo el juego del aprendizaje infinito. Esa es mi meta con formar un negocio, tener esa libertad y tener la satisfacción de que no solo me formé a mí y aprendí, sino que ayudé a formar a otras personas, a inspirarlas y a aprender de ellas.
No se pierdan el blog de la siguiente semana donde hablaremos de los 4 niveles en los que una persona puede tomar acción en la vida. En qué nivel me encuentro, y a que nivel quiero llegar.

